La verdad, tengo cero memoria. No me acuerdo de nada. Soy malísimo para los nombres, no registro ninguna cara nueva y decirme un número de teléfono pretendiendo que lo recuerde, es una pérdida total de tiempo. Pero hay algunas pavadas que si me quedan adheridas en algún rincón del cocotero. Creo que tendría unos ocho o nueve años aquella tarde que entré a una juguetería y viendo los rompecabezas, uno llamó mi atención. No era el clásico con la imagen de una cebra o unos gatitos. Tampoco era el de la locomotora o el de la señora con paraguas. Ni el lago ni la montaña nevada. Este era de un lugar raro. Un castillo medieval construido a manera de defensa dentro de una caverna gigantesca. Me pareció fascinante. Jamás me pregunté donde quedaría ese emplazamiento, puesto que parecía extraído de un cuento de fantasías. Hoy casi sin querer, no tuve que imaginarme a un caballero con armadura montando su caballo entrando al mismo. Tampoco a un dragón volador escupiendo fuego desde el aire. Mucho menos un ejército de orcos atacando con espadas y catapultas. Hoy solo me vi a mi mismo parado delante de esa caja de puzzle de 1000 piezas. Y lo mejor de todo, pude encontrarle un nombre real a ese sitio: Castillo Prejama, Eslovenia.
ESLOVENIA: País Nro. 127