Me contaron que en esta ciudad los pajaritos no pian…sólo silban los acordes de “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana.
Me avisaron que las bocinas de los autos no emitían sonidos de claxon, sino más bien de guitarras distorsionadas.
Me advirtieron que por más que existan Dolce & Gabbana y Calvin Klein, acá sigue de moda la camisa de leñador y los jeans rajados en las rodillas.
Me susurraron al oído que el nombre más común en estas latitudes era ALICIA, en honor a la banda Alice in Chains.
Al domingo siguiente me preparé como para ir a una batalla, luego de muchas idas y vueltas, de tomar dos colectivos y llegar a un cementerio donde nunca hubo ninguna tumba, hablar con vecinos, confundir el nombre del parque Viretta por el de Mirreta y terminar en la periferia de Seattle. Finalmente la emboqué y conseguí llegar al lugar donde todo comenzó…o mejor dicho….terminó: 171 LAKE WASHINGTON BOULEVARD EAST. La dirección atesora nada más y nada menos la vida y obra de una leyenda, que así como llegó al mundo para lograr instaurar un estilo, se fue del mismo dejando un legado de arte para generaciones futuras…la residencia de KURT COBAIN.
La misma está emplazada en una zona muy paqueta frente al lago Washington, al Este de la ciudad, donde optara por volarse los sesos en el invernadero de su hogar producto de su insatisfacción con la sociedad, las presiones de las discográficas y la maldita droga.
La Meca del Grunge. Gracias por tanto.