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Kustendorf

Hay gente caprichosa en la vida. Todos lo somos en mayor o menor medida. Yo si voy al supermercado y no me llevo al menos un postrecito Shimmy, me empaco. El cineasta serbio Emir Kusturica fue un poco más allá. Le gusta la naturaleza, la ecología y por sobre todas las cosas el arte. Se compró la cima de una montaña en las afueras del pueblo Mokra Gora y se construyó una aldea íntegramente de madera, la cual bautizó KUSTEDORF (o ciudad de Kustu). Le decoró cada casa como le pintó la gana, una vez al año organiza su propio festival de cine y a cada calle, la nombró con sus ídolos populares. La plazoleta Diego Maradona, el camino Che Guevara y la avenida Novak Djokovic le dan color a este lugar singularmente BIZARRO. Eso es lo que yo llamo un verdadero CAPRICHO. Una noche diferente. Hoy duermo en el hotel de Kusturica (¿y si hay ruidos molestos, con quien te vas a quejar?).