Un predio militar abandonado, ahora tomado por una comunidad hippie. 850 residentes viviendo como ocupas en un emplazamiento autoproclamado: “Vecindario Autónomo Anarquista”. Dicen que al apropiarse en 1971 de los galpones en desuso, donde ahora se concentran gran parte de sus habitantes, encontraron muchas latas de pintura amarilla y roja, por este motivo, su estado independiente dentro de Copenhague cuenta con esos colores en su bandera (fondo rojo con tres círculos amarillos). Podría catalogarse como un barrio diferente, un tanto bohemio dentro de una ciudad del primer mundo. Sus seres libres deambulan como el viento, rodeados de arte psicodélico, bares turbios, ferias bizarras y puestos de venta libre de drogas. Una especie de galería Bond Street recontra underground con diez veces más gente dada vuelta bajo un sol brillante. Sin calentarse mucho por redadas policiales o aprietes de mafias narcos; vecinos, residentes, turistas, gente cheta, freakys hasta la médula y su humilde servidor se dan una vuelta e interactúan en la ciudad libre de CHRISTIANIA. Al salir de ésta, un cartel advierte que uno está volviendo a entrar a la Comunidad Europea y que allí, las drogas vuelven a ser ilegales. Es que la municipalidad, el gobierno y la policía no pueden desplazar a familias con hijos, artistas y adictos varios de “su lugar en el mundo”. Qué bueno que a uno se le plante la idea de formar un país autónomo y que pueda hacer lo que se le cante las pelotas, mientras que los políticos, 40 años más tarde siguen debatiendo qué hacer con esas 34 hectáreas de terrenos usurpados.
¡Viva la anarquía! Woodstock convertido en distrito los 365 días del año.