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Sangre de Dragón

Es difícil buscarle una comparación, pero si debiera hacerlo, diría que SOCOTRA tiene un aire, en cuanto a su frondosidad e imponencia con Hawai, con una brisa de mística silvestre de la Isla de Pascua y un toque final de acento árabe (solo para encontrarle un parecido). La naturaleza es tan salvaje, imponente y majestuosa, que atrapa con sus infernales precipicios, sus dunas de arenas gigantescas, sus arrecifes de coral y sus cientos de cavernas colmadas de estalactitas y estalagmitas. Todo es exuberante, sus largas playas de arena blanca, su mar azul profundo, sus lagunas de agua dulce y sus montañas desiguales. Pero hay algo que lo hace aún más insólito: sus especies de árboles autóctonos salidos de un universo paralelo. Las “Rosas del desierto” (Bottle Trees) o los “Sangre de Dragón” (Dragon Blood Trees) le aportan esa extravagancia, capaz de generar una movilización a través de medio mundo de un ser humano, para simplemente dar las “gracias” por haberlos podido ver con sus propios ojos. Los “ensangrentados” crecen solamente en ese rinconcito de la esfera terráquea. Ahí. En ese islote bordeado al norte por el Mar Arábigo y al Sur por el Océano Indico. Su forma, es similar a un hongo Pitufo (el de fortachón) tamaño gigante, con unas ramas que parecen bracitos regordetes de bebés, aferrando tensamente unas hojas cortas color verde. Caminar entre ellos, transporta la imaginación a alguna escena de un mundo ficticio medieval, quizás escenario justo para cualquier secuencia de “El Hobbit” o ilustración fantástica del gran dibujante “Ciruelo”.