En mi viaje iraquí, en un sitio inhóspito me topé con un señor mayor que no parecía demostrar espiritualmente la edad que tenía. El tipo no dejaba de hacer nada (incluso hasta bajar 1500 escalones de un monasterio a pie en lugar de ir en el bus), nunca se quejaba por nada, no se cansaba jamás y siempre se lo veía de buen humor. Un día, en medio de una colina alucinante y mientras contemplábamos un valle que te quitaba el aliento, le pregunté por su edad. ¡Sorpresa fue la mía cuando me dijo que dentro de un mes cumpliría 80 años! Felicitándolo por su vitalidad y espíritu aventurero, pude observar que llevaba una camiseta muy particular. En la espalda tenía bordado un título y debajo leía: “180 Países +”. Le pregunté si era el nombre de una agencia de viajes o similar y me contó que en realidad, era el seudónimo de un libro que había escrito y que actualmente, Irak era su país número 194. A la perinola. Rudolph (Rudy para los amigos) era un austriaco que a pesar de su avanzada edad seguía sintiendo una adicción por conocer, aprender y aventurarse en lugares raros. Cualquier abuelito de su edad estaría sentado en un cómodo sillón con una manta viendo el noticiero o bien sepultado, pero Rudy quería más y más. “Quiero seguir viajando hasta el día que me muera” sentenció con una serenidad que me dejó boquiabierto. No me daban las palabras para felicitarlo y volverlo a felicitar.
– Sos una leyenda- dictaminé
Una de esas lindas almas que uno se cruza circunstancialmente por la vida. Cuantas lecciones. Nunca me sentí tan identificado con alguien. Un espejo ante mis ojos me mostraba como seria el Sr. Memo del futuro. Un vistazo hacia la posteridad me guiaba. Viajar, instruirse y seguir hasta que el cuerpo diga basta. No dejes para otro día ese plan. Es hoy, ahora. Vive mucho, intensamente y deslúmbrate. Mi hoy confraternando con mi mañana. El camino está bien marcado. El andar a paso firme.