Yo tampoco creía que Irak era así.
Dejemos de consumir sólo lo negativo y abramos la mente para aquellas cosas que nadie te muestra (he ahí la clave).
Me siento en un café y el dueño no me deja pagar. En otras ocasiones, completos desconocidos sentados en mesas aledañas me invitan. Me piden que les tome una foto; se ponen en pose y me saludan efusivamente. Me preguntan de donde soy y por qué elegí visitar su país. Ni me acosan, ni me piden plata ni nada.
124 países, 374 ciudades para afirmar que los iraquíes son las personas más amigables de mi épico viaje.