Un apego incondicional que trasciende toda lógica alguna. A través del espacio y del tiempo. No existe un imposible cuando el motor que alimenta la pasión, nace directamente desde el más profundo amor. Desde chico que veo el “Bar Daytona” en la Av. Constitución de Mar del Plata, ahí en esa esquina, que quedaba de pasada cada vez que me adentraba en “Chocolate Disco”. Nunca entré, pero siempre me llamó la atención el afecto por los fierros que debe tener un motoquero de alma para construirse un establecimiento de esparcimiento nocturno con FACHADA DE MOTO. Ese tipo dejó todo en la cancha. Su afición a la vista de miles de transeúntes. “Acá está lo que más quiero en la vida”. Se lo muestro al mundo entero… orgulloso…mi vida…mi obra…“mi gran amor”.
Algo así debe haber sentido el emperador Shah Jahan cuando mandó a construir el Taj Mahal en honor a su difunta esposa, Mumtaz Mahal.