Imágenes de “Sky City” del clásico film de Flash Gordon de 1980, encajan perfectamente en este ambiente surgido de un mundo equidistante que evolucionó de una manera diferente del resto del planeta. Todo es completamente distinto a cualquier otra ciudad por la que uno haya transitado. La herencia recibida de la ex URSS, mezclada con la arquitectura bizarra fascinó mis sentidos hasta los confines de la lógica.
Cada palabra que intercambiaba con un “turkmen” destellaba mi razonamiento, expandiendo mi capacidad de asombro como una faja reductora de panza tratando de dar la vuelta completa a la circunferencia abdominal. Desde lo básico y cotidiano hasta lo más elaborado, todo parece tener otro nivel de locura en este punto cardinal. Charlaba con nuevos amigos sobre aspectos de mi Argentina lejana, trivialidades que invitan a la reflexión luego de beber una cerveza local. Les comentaba que en el idioma español, hay nombres de personas que tienen un significado muy feo o triste, como por ejemplo Soledad (loneliness), Socorro (help) o Dolores (pain). Risas mediante, me redoblaron la apuesta con apelativos populares turkmenistanos como “Italmaz” cuya traducción sería algo así como “ni un perro te quiere”, o el clásico nombre de niña “Ogulgerek” cuyo significado es lo más parecido a “que el próximo sea varón”.
¿A dónde quedaron las cosas más simples de la vida como un “Carlitos” o la clásica “María Victoria”?