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Inferno

La luz del atardecer era perfecta. La oscuridad del crepúsculo aún más. El fulgor de la falla centellando en las renegridas sombras intimidaban. El panorama cambió completamente al esconderse el sol. Pararse en el borde rodeado de tinieblas, mirando fijamente llamas zigzagueantes que parecen no tener fin en esa hoguera de orgías arrasadoras, fue una de las mejores experiencias que tuve en mi vida. Me puse a cantar un tema de Motorhead y a bailar un rato alocadamente alrededor de la orilla.

Hay gente que se va de shopping a Miami. Algunos se van de joda a Ibiza. Otros se van a la playa en Buzios. Yo me voy directamente al infierno (y me gusta).