He caminado Singapur. He andado por Noruega. He conocido el Reino Unido. Estoy en condiciones de afirmar que Uruguay es el país más desorbitantemente caro en donde he estado. 2 cafés + 1 panquequeque con dulce de leche + 1 agua mineral = Lo que gasto en llenar un carrito de supermercado en Dubai. ¡Se les saltó la térmica botijas! Consternado, aun reponiéndome del golpe, me desplacé hacia el lugar citado en pleno centro de Montevideo. Una unión civil de una pareja amiga, me tenía como atestiguante del consenso entre esos dos tortolitos que decidieron dar el “si”. Una nueva sorpresa me esperaba a minutos del comienzo del evento. Un paro de personal administrativo estaba tomando lugar. Un registro civil colapsado por los muchachos del sindicato. Un linyera pidiendo limosna entre los testigos. ¡Un juez de paz que no se adhirió, casando gente en la VEREDA! Transeúntes pasaban por la peatonal mientras un escritorio improvisado junto a un cantero y una planta que oficializaban el imprevisto. Dr. Bizarro invitado de honor de un casamiento a la uruguaya. ¡Viva los novios! ¡Viva lo Bizarro!