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Conde Marketing

Como todo en esta vida, las altas expectativas vienen acompañadas de duras caídas. He absorbido en esta carrera de aprendizajes prácticos, que aquellas situaciones, lugares o personas a las cuales uno no les da ni un gramo de emoción posible, resultan ser aquellos sucesos que más lo sorprenden y lo marcan a uno (larga vida a lo inesperado). Estaba más decepcionado que un grupo de meditación luego del 21/12/12 (¿y el fin?). Golpe a la imaginación mediante y un duro volver a levantarme más tarde, me aferré a la historia que parecía ser la única sobria en esa reunión de alcohólicos anónimos de fanáticos del género “terror”. El castillo no había sido habitado por ningún vampiro ni conde, es más, ni siquiera llegaron a tener problemas de pestes de roedores. Había sido un lugar estratégico de defensa en el año del pedo y luego fue pasando de mano en mano por distintos personajes y reinas hasta que lo agarró un tirano llamado Vlad Tepes, que era más malo que Muammar Gaddafi y Gárgamel juntos. Vlad cobraba un interés a los mercaderes que circulaban por el camino frente al castillo y si alguno se hacía el loco, le arrancaba la cabeza y lo estaqueaba de un palo (de ahí su asociación con lo sanguinario). En la actualidad, ese desagradable negociado macabro tomó una forma mucho más humana y racional de explotación, llamada ahora “licitación de concesionaria vial” (la cabeza te la arrancan con el precio).