Tiempos duros prosiguieron a una crudeza político-social argentina. Crisis económicas, pobreza en aumento y actos de lesa humanidad arrastrados, convergieron en una especie de embudo, el cual se fue combinando de ingredientes de ilusión para dar complexión a un bizcochuelo de esperanza con intención de alegrar al pobre estómago del alma llamado “fútbol”. No nos queda nada más que un recuerdo inmenso que nadie nos podrá robar jamás: México 86.
Estadio Azteca, México DF (arco izquierdo).