Manejaba alegremente con la intención de ir a desplegar mi destreza sobre una pista de patinaje sobre hielo. En la radio, escucho que en tan solo 30 minutos se llevaría a cabo la “Avant Premiere” de la película Búsqueda Implacable 3 (Taken) y cuyo protagonista, LIAM NEESON, se presentaría en dicha gala. Sin titubear, di una vuelta en “U” y en ese mismo instante ya estaba pisando la alfombra roja. Cientos de cinéfilos amontonados esperaban ansiosamente la aparición del veterano actor. Intrigado, me dirigí al interior del recinto con el objetivo de que mi poder de atracción de pensamientos haga de sus jugarretas. Me paré frente a la mesa de entradas y únicamente me dediqué a observar y visualizarme dentro de la sala. No habrán pasado más de 5 minutos. Una mujer sale desde detrás del mostrador de las acreditaciones de prensa y grita: “¿ALGUIEN QUIERE ENTRAR A VER LA PELICULA GRATIS Y NO TIENE ENTRADA?”. No sé muy bien por qué, pero nadie la escuchó, y de entre cientos de personas vestidos de frac, únicamente yo logré dar un pasito adelante. “Mi hermano me acaba de llamar y me dijo que no puede venir. Tomá, acá tenés, son dos tickets”. Una vez sentado cómodamente dentro del cine, comía de un balde de pochoclos y bebía de una gaseosa que gentilmente me habían regalado al ingresar. Esperando el comienzo del film, sorpresivamente se abre una puerta ubicada debajo de la pantalla y entra el mismísimo “Bryan Mills” personificado. Micrófono en mano, nos agradeció por haber asistido (-de nada-) y nos deseó que disfrutemos de la peli (que lindo gesto).
Ese día que me colé a una premiere mundial vestido de jogging y entró Liam Neeson a la sala para desear un feliz estreno.