Hasta esa colina llegó el ISIS en 2014. No avanzaron más porque se lo impidieron. Justo en frente, este increíble monasterio Asirio cuyos monjes confiaron su protección a la voluntad de Dios por sobre el ejército Kurdo y norteamericano (“Si moriremos, será en nuestro hogar”). Hace dos años, lograron hacerlos retroceder hacia Mosul (a 43 km de distancia). Hasta la capilla más segregada y peligrosa llegué solo para encontrarme con lo bizarro una vez más. El cuerpo de Mar Matti (San Mateo) se encuentra sepultado detrás de una pared. A través de un orificio y conectado directamente con SU MANO, una cadena emana desde la tumba. Los creyentes se acercan hasta allí para tomarla y pedirle un milagro (algunos incluso se la atan al cuello en forma de sumisión absoluta). Ante la necesidad del “suceso extraordinario” la tomé tan fuerte que por poco le arranco el brazo entero a Matu.
Campaña: “Vamos por el milagro cueste lo que cueste”.