Un paseo por el Museo del Cómic Belga me dejó más que enseñanzas, diría yo, sorpresas. Una visita escolar al mismo, denotaba a un grupo de alumnos junto a una docente que los guiaba por las distintas partes de la muestra. Les exponía la evolución del cómic y como su influencia, fue ganando su propio espacio dentro del mundo literario. Su evolución y los cambios de percepción y paradigmas a lo largo de los distintos gobiernos. Los estilos de arte y conceptos sociales durante épocas bélicas, así como también, su adaptación y confluencias aggiornadas a los tiempos que corren. La lucha de igualdad, el feminismo y las minorías étnicas integradas al mundo de la viñeta.
De pronto, se me vino a la cabeza que a mi en la escuela a esa misma edad, me llevaron a conocer una fábrica de pastas en Mar del Plata (dónde me regalaron dos sorrentinos en una bolsita como recuerdo).
Tuve ganas de largarme a llorar.
Lucky Luke + Tintin + Museo del Cómic Belga = Mi indescriptible cara de FELICIDAD.