No aguanté más y en un ataque de ira y en caliente, le aparté violentamente su regordeta pezuña y acto seguido, pasé a aplicarle una patada en el culo que derivó en un juego de manos pugilístico para terminar con un enroscado manoteo cual Vicente Viloni y la Masa. Ante el desesperado grito de miles de niños que nos rodeaban, volví a mis cabales y me di cuenta de que me estaba enganchando en una pelea callejera nada más y nada menos con el perro más famoso del mundo. “Perdoname PLUTO….es que estoy muy enroscado con quilombos personales entre chinos del crimen organizado del Tecito Cachamai, pasajeros que me arremeten con preguntas exorbitantes del estilo -¿cuál es la distancia exacta hasta el horizonte?- y la imposibilidad de adquirir el nuevo lanzamiento publicado de autoayuda de Jorge Bucay (Conociendo su costado bizarro), me tienen muy alterado últimamente, y vos con esa lengua larga que se te arrastra por debajo del maxilar superior derecho, me hizo pensar que me estabas haciendo una especie de “pito catalán”.
No es con vos…