NORTEAMERICAESTADOS UNIDOS Out in LA Lugares que uno conoció por la tele, consumiendo su cultura y viviendo sus historias a miles de kilómetros de distancia. Un lugar diferente al entorno donde uno se encuentra. El Estado de CALIFORNIA podría ser un resumen de todo eso (y más). Si te gusta el sol, la playa, el surf, el skate, las “Californian Girls”, la desinhibición, el descontrol, el arte, la fiesta sin fin, la buena energía y por sobre todo mucho pero mucho ROCK, entonces ese es el puntapié inicial para lo que un concepto de ámbito ideal debería ser. La generalización cultural tiene sus desviaciones y sus bifurcaciones alternativas. Este es uno de esos páramos que merecen una apreciación aparte. El calor y la distancia extraordinaria con su otra costa, quizás sea una buena excusa para un comienzo de orden mental en otra frecuencia. Acá vibran en otra sintonía. Raros, bohemios…bizarros. Hay locos lindos, locos del bonete y muchos rayados, pero todos juntos en un formato de diversidad hermoso. Esquinas famosas como Hollywood & Vine o lugares emblemáticos como el Whisky a Go Go (incubadora de la ochentosa movida de bandas “glam metal”) son un pedazo de la mística universal. “Muscle Beach” con su rejunte de musculosos levantando pesas a pleno rayo del sol; los kioscos de venta de marihuana legal; los skate-parks públicos; los raros (¿ya los mencioné?) son tintes en el arco iris que tan bien supieron colorear los Beach Boys. Las mansiones de Beverly Hills; la fantasía de creer que cada tipo que te cruzás es un actor famoso (o decadente, da igual). Las autopistas costeras con sus autos descapotables a toda velocidad que rememoran videojuegos calcados a esos mismos escenarios de acantilados y rompientes oceánicas (Turbo Out Run). La excentricidad en cada esquina; las estrellas que no sólo están en el cielo, sino que también las podés pisar caminando por la vereda. Un largometraje que ya se vió muchas veces, pero ahora, con uno mismo como protagonista. Y la gente muy loca (¿ya lo había dicho?). La particularidad de un pasado usurpado mexicano que dejó calles, barrios e hitos con sus nombres en español, con el toque irrisorio de ser pronunciados con ese inglés salido de un locutor de rodeo (Ej.: Hermosa Beach; Flora Vista Drive; Saucelito; Redondo; San Luis Obispo; Palos Verdes, etc). Un agujero de brea líquida que emana en medio de la traza urbana, entrecruzado con una movida hippie opacada, de a ratos por sus infestadas pandillas y motoqueros (Los Angeles es un bello quilombo). Rarezas del cajón de los recuerdos, mecharon momentos como el vivido al ser insultado por Darth Vader en la entrada del reconocido “Teatro Chino”, al demandarme 10 dólares luego de posar para la foto y ser compensado con tan solo 5 (está bien que estemos en Hollywood, pero por 50 pesos me saco una con “Bellota” de las Chicas Superpoderosas en la fuente de Mar del Plata). “Go fuck yourself!” me dijo el portavoz del lado oscuro de la fuerza, seguidamente de que mis intentos de trucos de control mental jedi no surtieran efecto. Out in LA Compartirlo en