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Pura rubia y mucho rock

La cerveza local de llama “Pure Blonde” (Pura Rubia). El 90% de las mujeres en Australia son rubias, estando las mismas divididas en lindas, muy bonitas y para el infarto. El estereotipo de mujer “aussie” sería algo así como Nicole Kidman pero con el pelo más oxigenado. ¡Momento! Y fue en ese instante donde se hizo la luz… No por nada el hit más conocido de la gloria australiana INXS se llama “Suicide Blonde” (algo así como rubia para suicidarse). Ese segundo donde te cae la ficha con más de 30 años de delay. ¡Finalmente lo entendí! (todos tenemos uno de esos raptos de comprensión con retraso de vez en cuando).

Riéndome solo por mi (anti)descubrimiento me perdía en los recuerdos. Me tomé el 90 en Palermo y me bajé en Flores. Era el 2011 y esa fue la primera vez que vi a la banda THE CULT en el mítico “Teatro”. Hoy 5 años más tarde, me subí al 423 en Downtown Sydney para alejarme del bullicioso centro comercial. También fui a ver a THE CULT. Me encanta ver bandas en otros países, especialmente si es en teatros pequeños con capacidad máxima para 400 – 500 espectadores. Se ve bien de todos lados y se escucha óptimo. El teatro Enmore aguardaba con un público de viejos rockeros de más de 40 y mucho motoquero estancado en los 80’s. A mitad del show, un tímido pogo invitaba al agite y sin renegar de mis raíces, me dediqué a entonar los acordes de las guitarras (como cantando el riff sin letra). Es una característica 100% sudamericana que no existe en ninguna otra parte del mundo. Los australianos me miraban entre sorprendidos y felices. Era el único que coreaba las notas musicales. De golpe, un brazo me alcanza de la nada y veo a un flaco que junto a mi, entonaba aún más fuerte los acordes de ese rock furioso. Era otro argentino. Nos miramos y nos reímos juntos. 4 minutos mas tarde lo perdí en medio del descontrol y no lo volví a ver más. Tan lejos en el tiempo y en la cultura, pero tan conectado con el semejante en el momento exacto. Las distancias son solo esquemas mentales. Me volví en el bondi de vuelta después de comerme una hamburguesita al paso, como esa misma noche en Flores. A mitad de camino, subió un loquito semi desnudo que empezó a pegarle a la salida de emergencia a los gritos de “Jesús ven y tómame ahora”. La gente se asustó. El tipo tenía medio cara de drogado y medio cara de desencajado social. Gritaba y escupía. En la primera parada, todos los pasajeros se escaparon por temor al fanático religioso. Yo también, es que desde el fondo me miraba con expresión de querer venir a charlar conmigo de algún tema filosófico. Me volví caminando y me perdí. Me reí y me volví a perder. Una linda noche en Sydney.