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Recuerdos Marplatenses de un pasado olvidado: “El Pato”

“Firme como rulo de estatua” decía el refrán. Pero en Mardel siempre estuvo la versión local. Duro como el Pato de Punta Mogotes. Siempre paradito firme. Cual centinela del veraneo, el sol y el jolgorio vacacional. Para la mayoría, ver al “Pato” era sinónimo de estar casi casi en la playa. Al observar su pico a lo lejos, ya se sabía que era cuestión de minutos para que termine el colegio, el laburo y todas esas cosas feas. El mar estaba a pasitos de una nueva temporada estival. Las sillitas de playa, las sombrillas de mala calidad y la heladerita con los pebetes. Según fueron pasando las décadas, el amigo fue cambiando de vestimenta. Incluso tuvo diferentes sponsors. Estuvo de verde y también de naranja. Pero siempre estuvo. Ver al Pato era llenarse de alegría. Es que a menos que vivas por Punta Mogotes o zona sur, no pasabas por esa parte de la ciudad salvo que fuese para ir a la playa; y ese mis amigos, era el momento más feliz de mi vida. Ese que anhelaba año tras año, ese que llegaba como regalo de navidad de manos del “Pato”.