Muchos no lo saben, pero yo atravesé parte de mi infancia en Doha, Qatar hasta 1991. Durante la previa de un partido de Argentina en la World Cup Qatar 2022, haciendo tiempo para ir al estadio, tuve la idea de ir a visitar mi antiguo hogar y retratarme en la puerta para la posteridad. Caminando por el barrio, pasé por la canchita de basket donde solía jugar después del colegio y por la placita donde trepaba toboganes incansablemente. En ese mismo instante, me vino a la cabeza la intriga de como iría el partido entre Polonia y Arabia Saudita. Justo paso por lo del vecino y veo que en su garage tenía armado una especie de santuario futbolero. Había puesto una alfombra, junto a una tele montada en la pared, decoraciones con banderas de todo el mundo, unos pufs, una picadita… y la infaltable birrita. Me asomé a preguntar tímidamente como iba el match y el resto, es historia (bizarra).
Ese día que me junté con un vecino qatari casi 30 años más tarde … a ver un partido del mundial.