Fui a imprimir unos papeles a un centro de fotocopias. Volviendo a casa paso por un local de donas y me tiento.
EMPLEADO: Aquí tiene su dona, ¿me podría decir su teléfono por favor?
Al MEMIN: ¿¡Mi número de teléfono por comprar una simple dona!?
EMPLEADO: Es para mandarle promociones…
AL MEMIN: Ni loco, muchas gracias, hasta luego…
Llego a mi casa y me preparo un café. Recién ahí me doy cuenta de que me olvidé el documento impreso apoyado sobre el mostrandor. Vuelvo rajando al local.
AL MEMIN: Hola, estuve hace 20 minutos aquí y me olvidé un papel…
EMPLEADO: Si, acá está. Te hubiese mandado un SMS para avisarte pero, NO ME QUISISTE DAR TU NÚMERO.
REFLEXIÓN: ¡El Karma juega a favor del marketing publicitario invasivo!