El “viajar” es un regalo, un placer, un honor que pocos pueden realizar (ya sea por tiempo, plata o lo que fuese) y los recuerdos, emociones, y aprendizajes que deja, es el valor recuperado que una inversión material devuelve en forma de gratificación del alma. No hay dinero en el mundo que llene el corazón de vivencias y el cerebro de conocimientos.