Resulta que aterricé en Chipre el mismo día que salían del «lockdown» pandémico. No lo calculé, solo vi un hueco disponible y me mandé. ¡Me enteré al llegar ahí! Nadie en las calles. Nadie en los cafés. Nadie en los sitios arqueólogicos. No había cola en los restaurantes ni contingentes chinos en cada atractivo turístico. No había que pelear para encontrar una sombrilla en la playa ni para buscar estacionamiento. Chipre tiene básicamente una temporada alta todo el año. Explota de turismo los 365 días… salvo cuando voy yo… No lo planeé, de verdad. No se me ocurrió. Solo deseé estar tranquilo y en paz en una isla dónde respiran verano las 24hrs. Es que le escapo a la muchedumbre. El poder de mi mente debe haber sido muy intenso.
¿Dónde están todos?
– Esperamos que empiecen a llegar desde la semana que viene –
¡Genial! ¡Justo cuando me voy!
Encontrarle la vuelta.